miércoles, 26 de octubre de 2011

¿Se deben seguir los consejos?

"Consejitos vendo, aunque para mí no tengo", afirma con ironía el dicho popular, en referencia a la contradictoria y, a menudo, molesta actitud de aquellos que siempre están dispuestos a arreglar la vida ajena, pero no aciertan a llevar por buen camino su propia existencia, o que acostumbran a hacer lo opuesto a lo que predican.

Los "asesores de la vida ajena" dan su opinión a cualquiera y sobre cualquier asunto, aunque nadie se la pida. ¿Qué buscan con esa actitud?. "Probablemente tener poder sobre los demás, escapar de sus propios conflictos, ocultar sus debilidades. De todos modos, dar o recibir sugerencias no es negativo en sí mismo: todo depende de cuándo y cómo se comuniquen", señala la psicóloga, Isabel Menéndez.

Al margen de quien lo efectúe y de lo acertado de su contenido, el primer requisito para que todo consejo sea bien recibido y atendido, consiste en que haya sido solicitado. La mente ha sido comparada como una casa: nadie quiere recibir a quien no ha invitado, en este caso, un consejo no pedido.

En la predisposición a recibir y acatar losconsejos que nos hacen los demás, ya sean pedidos o no, intervienen numerosos factores psicológicos y emocionales, desde nuestra afinidad con el consejero y su forma de pensar, hasta la experiencia que tiene en determinada área, o su coherencia entre lo que dice y hace.

Pero lo que hasta ahora se ignoraba, y acaba de revelar una reciente investigación científica, es que la presencia de algunas variaciones genéticas específicas en algunas personas pueden predecir la determinación con la que seguirán los consejos que reciban, aún cuando éstos contradigan su propia experiencia.

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