México tiene las tasas de obesidad infantil más altas del mundo, según afirmó este año el presidente Felipe Calderón. Las escuelas públicas prohibieron la comida chatarra y exigen que se dedique más tiempo a la educación física, al tiempo que el gobierno nacional lanzó una campaña en la que invita a las familias a que inscriban a sus hijos en programas públicos diseñados para bajar de peso.
Si bien una gran cantidad de niños de zonas rurales pobres están malnutridos, el país registra la segunda tasa de crecimiento de la obesidad infantil más alta en un estudio de nueve naciones realizado por el profesor de nutrición de la Universidad de Carolina del Norte Barry Popkin. Esas tasas son particularmente altas en la capital y cerca de la frontera con Estados Unidos.
El Instituto Nacional de Salud Pública dice que el problema no se limita a los niños y que el 70% de la población adulta está excedida de peso o es obesa en México. Pero las autoridades decidieron enfocarse en los niños primero porque son el grupo más grande y si se combaten los malos hábitos alimenticios a temprana edad se puede evitar la proliferación de casos de diabetes en el futuro, según los funcionarios de salubridad.
A partir de este año, se prohibió la venta de bebidas gaseosas y de comida chatarra en los kinder y en las escuelas primarias. Se las reemplazó con desayunos con abundantes vegetales, como zanahoria y calabaza. En las escuelas intermedias se vende solamente bebidas con poca azúcar, refrigerios con bajas calorías y pequeñas bolsitas de papitas fritas que respetan parámetros fijados por las secretarías de salud y educación.
A partir del año escolar de 2010-11, las autoridades educativas comenzaron a aumentar el tiempo dedicado a la educación física, de una a tres horas semanales, tras llegar a la conclusión de que algunos muchachos son obesos porque no hacen ningún ejercicio físico.
Las escuelas con la mayor cantidad de niños que suben de peso o que no han bajado de peso sufrirán sanciones.
Bàrbara Fernàndez Mtz.
Si bien una gran cantidad de niños de zonas rurales pobres están malnutridos, el país registra la segunda tasa de crecimiento de la obesidad infantil más alta en un estudio de nueve naciones realizado por el profesor de nutrición de la Universidad de Carolina del Norte Barry Popkin. Esas tasas son particularmente altas en la capital y cerca de la frontera con Estados Unidos.
El Instituto Nacional de Salud Pública dice que el problema no se limita a los niños y que el 70% de la población adulta está excedida de peso o es obesa en México. Pero las autoridades decidieron enfocarse en los niños primero porque son el grupo más grande y si se combaten los malos hábitos alimenticios a temprana edad se puede evitar la proliferación de casos de diabetes en el futuro, según los funcionarios de salubridad.
A partir de este año, se prohibió la venta de bebidas gaseosas y de comida chatarra en los kinder y en las escuelas primarias. Se las reemplazó con desayunos con abundantes vegetales, como zanahoria y calabaza. En las escuelas intermedias se vende solamente bebidas con poca azúcar, refrigerios con bajas calorías y pequeñas bolsitas de papitas fritas que respetan parámetros fijados por las secretarías de salud y educación.
A partir del año escolar de 2010-11, las autoridades educativas comenzaron a aumentar el tiempo dedicado a la educación física, de una a tres horas semanales, tras llegar a la conclusión de que algunos muchachos son obesos porque no hacen ningún ejercicio físico.
Las escuelas con la mayor cantidad de niños que suben de peso o que no han bajado de peso sufrirán sanciones.
Bàrbara Fernàndez Mtz.
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